jueves, 29 de julio de 2010

La pegatina infame


Desgavetando lo que encuentro por ahí para compartirlo con ustedes.





En este país de ilusa democracia (digo ilusa porque mi voto no vale lo mismo que vale el los Carrión y los Fonalleda de la vida) parece que las pegatinas se han rebelado. Desde hace dos años para acá he visto que muchos autos tienen los vestigios de lo que pudo haber sido los signos de su desaparecida filiación política. Nada malo retractarse, es parte de la libre expresión el poder cambiar o mejorar las posturas, “no soy un pájaro para cantar la misma canción” decía Tolstoy.

Lo interesante es que luego de pasadas las elecciones el crecimiento de las pegatinas arrancadas ha aumentado. Al ver esto el por qué viene a mi mente. Tal vez la gente se dio cuenta de que su pegamento puede dañar la pintura del auto. Claro que no es así, ya que las vi en los autos más destartalados posibles (sin ofender y me incluyo en este grupo) llevar el rastro de lo que fue una fulgurante pegatina. Acaso encontraron que el material con el que estaba hecho el cintillo se encuentra entre las escalas 3 y 7 del reciclaje, y por ende no se puede re usar. Entiendo que no es así, porque hasta los vi adheridos a los contenedores de basura y reciclaje de mi “City”. Quizá descubrieron que los pájaros podían morir. Después que le arrebatan las pegatinas de sus vehículos, a lo mejor por un desengaño indescifrable, las tiran a la calle y se hacen pedazos. Los pájaros vienen y al verlas hechas tiritas las confunden con alimento y se las llevan al pico. Seguido se dirigen hasta sus nidos y las reparten entre sus crías, atragantándolos a todos. Me equivoco al inferir esto, porque hasta las vi en los troncos de los árboles donde anidan los pájaros.

Otra pregunta resuena en mí: ¿qué sueños, qué esperanza, qué logros tenían antes de apegarse al nombre que irónicamente los azotó con la amarga verdad? Pregunto.

miércoles, 28 de julio de 2010

Antes de comenzar un poema

Vine decidido a leer este poema.
Comencé a escribirlo cuando vi a mi hijo dormir.
Para qué les cuento, mejor empiezo el poema y ya.
Antes, quiero mencionar que me inspiré
Cuando vi su cama acunar sus sueños.
Sentí envidia de la misma por lo pacífico
Y calmado que estaba mi hijo, yo quería ser la cama.
Así empieza el poema, yo diciendo que quiero ser una cama.
Mejor comienzo y les explico, no, explicar no porque
Vuelve las cosas banales y cotidianas.
Quiero decir, que les transmito mi poema
Como mi hijo me lo mostró a mí desde su sueño.
El poema habla del sueño de mi hijo, quien
Sin emitir una palabra me lo contó todo.
Él llevaba la conversación, yo lo escuché
Como todo un principiante. En algunas
Ocasiones durante el poema aclaró su voz.
Pero mejor empiezo para que entiendan
Lo que quiero decir.

Y calmado estaba mi hijo,
Yo quería ser la cama…

Disculpen, pero vean como en esta línea me aferro a la cama.
¿Dije que sentía envidia? No, mejor tristeza.
Antes de empezar el poema, me sentía triste,
Creo que por eso lo escribí, por la tristeza.
Si me permiten, quiero comentar antes de empezar el poema
Que mi hijo se había dormido viendo fotos familiares,
Él en el poema añoraba esos afectos, esas cercanías.
Por eso lo escribí, para consolar sus sueños.
Esto se encuentra escrito en él.

Ahora empezaré, cuando ya todo está aclarado
Comenzaré el poema, pero antes de que juzguen
El poema, quiero decir que no soy poeta.
Sólo soy un padre que vio a su hijo
Dormir en una cama, se inspiró y escribió esto:

Y calmado estaba mi hijo,
Yo quería ser la cama…


13/02/2007