lunes, 28 de julio de 2008

Casa Canales y El juego del ángel


Desde el comienzo del verano he llegado a la conclusión de que la mejor literatura se lee en los momentos más calurosos, caniculares, diría Padró. Una cosa sí, he paseado por los diferentes rincones de esta hermosa isla, he hecho mis lecturas y hay que decirlo, todavía estoy buscando dos personajes más para mi novela-tesis. De la primera, tengo que decir que fue placentero descubrir rincones que no había visto en mi vida (faltan más). Uno de ellos y el más que me impresionó fue la Casa Canales. En ella se puede sentir ese aire de inspiración que abunda en el silencioso barrio de Coabey. Me imagino a N. R. Canales sentado en su balcón con una taza de café en mano y observando la hipnotizante vista hacia Los tres picachos. Sé que esa cordillera esconde algo que dentro de la casa nos torna hacia la nostalgia, quizá será algo que hallamos perdido en el camino de ese progreso tangible para los sentidos y ausente para la imaginación.

Lo segundo fue que me volví un adicto de El juego del angél de Ruiz Zafón. Mi esposa me la obsequió en el ritualístico día de los padres y sin más me puse a leer. Una novela de 666 y 1 página, creo que la más larga que me he leído después de Los detectives salvajes. Su trama y el juego de atmósferas mantienen en vilo al lector desde su comienzo. El protagonista, David Martín es un ser marcado por la mala vida y obsesionado con la literatura, en especial la formación de una novela que cambiará su vida para siempre. La magia en ella es su forma de concebir la estructura de la novela, que nunca se desvía de la problema principal hasta el final. Es una buena elección para aquellos que quieren ver cómo funciona el proceso creativo dentro de la litaratura. Palabras que cobran vida y significados para el que los lee y como descubre el protagonista al final, "un libro poseé el alma del que lo escribe, de los que lo leen y de los que sueñan con él".

Lo tercero. No he dado con el paradero de mis personajes. Si alguien los ha visto o sabe de ellos, favor de comunicarse conmigo, hay recompensa.

1 comentario:

Miranda Merced dijo...

Nunca me había preguntado cómo se siente un tigre enjaulado hasta comenzar mi tesis. Quiere escapar, pero los barrotes lo limitan. Se siente observado y enjuiciado hasta cuando tiene que realizar sus faenas básicas. No está seguro de si podrá salir algún día, lo que lo llena de rabia, pero lo impulsa también a continuar. Estoy loca porque el tigre escape. No quiere lastimar, ¡sólo quiere ser libre!
¡Besos!
(Suerte con el tuyo...)