Tal vez no podremos hacer nada frente a lo cotidiano, lo que nos queda entonces es imaginar
sábado, 21 de mayo de 2011
El fin no llegó
jueves, 5 de mayo de 2011
La pera del inquisidor

Después de haber arrancado la confesión a un malinterpretado hereje, Torquemada llegó al Convento de San Pablo en Valladolid. Cuando abrió la puerta se percató de una canasta que contenía unas inofensivas peras. No pasó ni un segundo, cuando el hambre le dio una punzada a su estómago. Se acercó a ellas y extendió la mano para tomar una. La asió y se deleitó en las simétricas curvas que poseía la misma. Tanteó una vez más la textura y percibió una suavidad que lo obligó a propinarle un mordisco. Mientras masticaba, exclamó:
-¡Ésta no me destrozará la quijada! -saboreó triunfante y tragó.
miércoles, 4 de mayo de 2011
Todo un héroe

Por la mañana, el periódico La búsqueda había dado a conocer la escasa noticia. En unas mezquinas líneas, el artículo anunciaba que el soldado Jorge Bárbaro entró a un hospital y sin mediar palabras abrió fuego contra todos los que se encontraban allí, matando a diez civiles. En el transcurso del mediodía, el programa radial El intachable declaró que el soldado Jorge Bárbaro ingresó a un supuesto hospital y se batió a tiros con un grupo de insurgentes de la zona. Durante la tarde, el noticiario de televisión Notinstante mostró la grabación de segundo y medio que captó al soldado Jorge Bárbaro penetrar al perverso centro de mando paramilitar y eliminar a 10 rebeldes de la resistencia. En la noche, el diario en línea Sólo la verdad dejó saber que el soldado Jorge Bárbaro sería condecorado con los más altos honores militares, dado el exitoso operativo que culminó con el desmantelamiento de una maléfica base terrorista del país. Al otro día, el presidente de la nación instó a que otros soldados emulasen el perínclito espíritu de ese auténtico héroe de guerra, Jorge Bárbaro.