jueves, 22 de mayo de 2008

Leamos, por favor

Si alguien está buscando un sitio ideal para leer, les recomiendo la estación del Tren Urbano Rafael Martínez Nadal en Guaynabo. ¿Por qué? Claro que se los diré. Puede ir allí en las mañanas y constatarlo por usted mismo. La tranquilidad y la quietud que se asoma en ese lugar es la envidia de cualquier biblioteca del país (si es que quedan). Cuando usted pasee por la plataforma a las 6:30 de la mañana, verá que no miento. Los usuarios del tren están embestidos con un recato que no se encuentra en cualquier otro lugar. El silencio es inquebrantable, y los “buenos días” que repiten los puertorriqueños en las oficinas de gobierno y de médicos, no se escuchan por ninguna parte. Uno siente vergüenza de romper esa calma tan sublime que se adueña de la plataforma. Los pasajeros del tren revelan aires monacales que me recuerdan abadías perdidas en el tiempo. Con este punto llego a la lectura.

Ya que nadie conversa, ni se desea los “buenos días, tardes o noches” y ni siquiera se puede preguntar la hora (no te la darán), lo que queda es leer. No miento, aquí he leído los mejores capítulos del Quijote, los Dublineses de Joyce y hasta un repaso de la novela Ensayo sobre la ceguera de Saramago.

Alrededor de la 1:00 de la tarde, la plataforma está sumida en un absoluto silencio. Sólo se puede encontrar un estudiante escuchando música en su “Ipod” y el guardia que vigila que nadie pise la línea negra “por su seguridad”. Ergo, aquí puedes comenzar la lectura en total tranquilidad. El gobierno debería darle un enfoque distinto al tren. Veámoslo así, si nadie prefiere despegarse del auto para ir a Hato Rey, pues que organicen zonas de lectura en las plataformas donde los ciudadanos se puedan instruir, desde literatura hasta los problemas que nos persiguen.

Ya lo dijo alguien: a veces ganando, se pierde, y mucho.

2 comentarios:

Miranda Merced dijo...

Mi nieto de tres años está en la etapa de dar los “Buenos Días” a todo el que se le cruza al frente. Es triste cuando presenciamos cómo se puede ignorar a una hermosa criaturita medio playera. La mayoría de las veces ni le contestan, ni lo miran siquiera. Al principio él me preguntaba por qué no le contestaban. No entiende español, le respondía. Ahora él es quien me dice: la señora esta tampoco habla español, ¿verdad mami Blanca?

Miranda Merced dijo...

¿Te enteraste de que van a crear un centro de estudios en una estación del tren? No sé por qué pero me suena a algo en esta columna. ¡!Jum!!